Docencia-Investigación como un binomio coyuntural del siglo XXI
La creciente y acelerada
configuración social del siglo XXI, tiene a las universidades de todo el mundo
realizando esfuerzos para estar en la vanguardia tecnológica en la forma que
los procesos de enseñanza se están implantando y los modelos de investigación
que se están adoptando en las diferentes centros de construcción de
conocimiento científico y que están teniendo un alto impacto en la nueva forma
de hacer docencia e investigación.
Los modos de producción[1]
actualmente están teniendo mucha influencia en la implementación de modelos de
enseñanza y procesos de investigación, ya que los gobiernos están diseñando
planes de estudios que responda a las necesidades del mercado neoliberal,
desarrollando competencias acorde a las nuevas exigencias mercantilistas y
deshumanizando el proceso de formación a consecuencia de la globalización. En
suma de todo lo dicho, la universidad, ya no es el germen del conocimiento,
como tradicionalmente se ha venido creyendo, ahora está en dependencia de las
políticas que los gobiernos implanten; y
estos a criterio de las grandes corporaciones y necesidades de las industrias,
así como también del sector financiero.
Ahora bien, con todo lo descrito
¿Cómo puede las universidades afrontar estos cambios del siglo XXI? ¿Qué se
puede hacer para cumplir la misión fundamental de construir el conocimiento
científico? En un primer plano ubicar a la docencia e investigación como
pilares fundamentales en la creación de un nuevo paradigma educativo[2],
que ubique al estudiante como la fuerza motriz de su propio aprendizaje y
relegue al docente, a tomar un papel de facilitador. En un segundo plano las
universidades deben de buscar una nueva forma de hacer docencia y el quehacer
docente, pues si bien es ciertos ambos términos forman la misma cara de la
moneda, pero, uno como generador de conocimiento y el otro como trasmisor del
mismo.
Con este enfoque podemos deducir
dos cosas, la primera que la docencia e investigación deben realizarse en
tiempos y espacios específicos que permitan su articulación como proceso de
enseñanza-aprendizaje y busque que los estudiantes se responsabilicen de su
propio aprendizaje ofertándoles metas, objetivos y las opciones necesarias,
para que por su propia necesidad. El otro elemento importante en este proceso
de transformación es: crear un proyecto a gran escala que una la docencia e
investigación como un elemento constituyente de evaluación social, y que las
industrias, firmas de consultoría,
gobiernos y organismo internacionales, se den a la tarea de crear políticas,
que vayan en función de crear la oportunidad de investigar, como un elemento
importante en la generación de conocimiento, y de ejercer la docencia como un
ente transmisor de conocimientos, para que ambos puedan ayudar al bienestar de
la humanidad.
[1]
En los escritos de Karl Marx y la teoría Marxista del materialismo histórico,
un modo de producción (en alemán: Produktionsweise)
es una combinación particular de: Fuerzas productivas:
Incluyen la fuerza de trabajo humano y el conocimiento disponible a un nivel
tecnológico dado de los medios de producción
[2]
Partiendo de Kuhn (1962 pág. 34) definimos el concepto de Paradigma como un
esquema de interpretación básica que comprende supuestos teóricos generales.
Leyes y técnicas que adopta una comunidad concreta de científicos.
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